5 partes del cuerpo humano que ya no necesitamos y que un día nos fueron útiles - Yucatan work

5 partes del cuerpo humano que ya no necesitamos y que un día nos fueron útiles

¿Qué son los órganos vestigiales?

Así en frío tal vez te haya pillado por sorpresa pero sabes perfectamente lo que son. Son aquellos órganos o partes del cuerpo humano que una vez tuvieron una función y que hoy no tienen una utilidad concreta.

Muchos de estos órganos continúan existiendo en otras especies de animales que tomaron rutas evolutivas diferentes a los humanos.

Es cierto que seguimos teniendo muchos de estos órganos, pero millones de años de evolución los han atrofiado hasta hacerlos prácticamente inútiles. Es muy curioso saber que hubo un día en que pudimos hacer cosas sorprendente, descubre 5 partes del cuerpo que ya no necesitamos y que un día nos fueron útiles. 

Órgano Vomeronasal.


Adivina adivinanza, ¿En que se parece una serpiente a un humano?

¡Pues en el órgano vomeronasal por supuesto!

El órgano de Jacobson, también conocido como el órgano vomeronasal, es un órgano auxiliar del sentido del olfato que muy pocos mamíferos siguen usando pero que muchos reptiles utilizan para olfatear a sus presas y detectar las feromonas.

Es como tener un segundo olfato dentro de la cavidad bucal. Las serpientes captan con la punta de su lengua las partículas en suspensión y después las introducen en la calidad vomeronasal donde las neuronal sensoriales detectan las feromonas y otros compuestos químicos.




Después de un acalorado debate y varios estudios parece ser que en los seres humanos no existe conexión neuronal entre el órgano vomeronasal y el cerebro por lo que carece de función alguna.

Piel de Gallina.

La piel de gallina es un reflejo que responde a distintas sensaciones del tacto y parece estar vinculada a respuestas emocionales como el miedo, la emoción o el placer.  Sin embargo la piel de gallina esta considerada un vestigio de una interesante función corporal.

La piel de gallina se produce cuando el músculo que existe en la base de un folículo piloso se contrae tirando del pelo. Esta función permite a los animales erizar su pelaje para protegerse del frío o parecer más grandes para plantar cara a los depredadores.

Cuando sentimos frío los seres humanos activamos nuestro mecanismo pilomotor pero debido a que perdimos el pelaje no nos sirve para nada más que para parecer una gallina desplumada.

Punto Darwin.

El punto de Darwin es una pequeña protuberancia cartilaginosa en la parte superior de la oreja que sólo una minoría de personas posee. Se hereda de padres a hijos con relativa facilidad por lo que en el pasado, debía de ser una cualidad de suma importancia.

El punto Darwin parece ser el vestigio de una “articulación” que permitía orientar el pabellón auditivo hacia la fuente de sonido para así escuchar mejor, tal y como hacen algunos animales hoy en día. Cuando nos erguimos y pudimos orientar el pabellón auditivo girando el cuello, esta función se perdió.

Cola ósea o coxis.

A día de hoy, el coxis ha asumido la funcón de servir de anclaje de los músculos que sostienen el ano, pero el coxis sigue siendo el signo más revelador de que en el pasado el ser humano tuvo una “cola”.



Esta formado por cuatro vértebras rudimentarias que se han fusionado entre si en un solo hueso.  Algunas personas llegan a tener hasta 5 segmentos óseos y en raras ocasiones algunos desarrollan una cola ósea vestigial.

Muelas del Juicio

La mayoría de los primates tienen y utilizan sus terceros molares. Sirven para ayudar a masticar el fibroso tejido vegetal. Las mandíbulas de los antiguos homínidos eran más largas que las nuestras y estos terceros molares les ayudaban a masticar el follaje y así compensar la incapacidad humana de digerir eficientemente la fibra vegetal.




Cuando la dieta humana cambió y comenzamos a cocinar los alimentos haciéndolos más blandos y masticables, nuestras mandíbulas se acortaron y nuestros terceros molares se quedaron sin espacio para nacer. El 35% de la gente ya no desarrolla las muelas del juicio y en unos cientos de años probablemente habrán desaparecido totalmente.

Mientras tanto el 65% de los mortales padecemos la horrible sensación de la erupción de las muelas del juicio.





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